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El cielo tiene luz propia
y a ti se te caen los pantalones
el orgullo
y el cuerpo.
En
la esquina reposa el olor a orina y a vino de cantina. En esa misma
calle está el café regalado y las sopaipillas a las 01:00 am, está la
señora que pide cigarros para ella y su hijo, está el lector de manos y
predicador del futuro.
Los postes no son cámaras de seguridad, pero
resguardan el contraste entre el piso y el techo en llamas. La yuta no
te quiso llevar porque tu nombre de músico famoso no les llamó la
atención
No les llamó nada
No los llamó nadie
Nadie te quiere y
es por eso que te echaron del trabajo. ¿Vacaciones de invierno? eso
ahora no existe debido a tu juerga de fin-de-semana-largo y a tu
encuentro con gente que anda con plumón en el bolsillo de la casaca pero
sin ni uno en el bolsillo del pantalón. Mala suerte para algunos, pero
hay quien prefiere tocar la gélida mano de un homeless a la tierna piel
de una zorra de disco-y-fiestas-masivamente-bailables.
El frio no te mató
Pero te congeló de manera efímera
Y ese
café
Café
kafé
qafé
De dos cucharadas te avispó y tiraste una sonrisa que nos alegró a todos.
Si
me interesara llegar a verte sería única y exclusivamente para cobrarte
la oferta de trabajo, al menos que tengas ganas de irte en sentimientos
de cobranza recíprocos y me pidas las cervezas que ofrecí.
Esas
cortinas han visto a mucha gente y demasiados perros ladrando a los
colectivos, pero las noches de adivinanzas por culpa del alcohol no se
comparan con nada.
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