miércoles, 1 de febrero de 2012


El dolor de pecho es más fuerte que una tos cualquiera. Es ese dolor de odio, de "solo".
Nada peor que no tener espejos sin el reflejo de uno con quien conversar. Ni masculinos ni femeninos, ni humanos ni animales.
Chao, me cago en los bancos y en las tiendas de ropa. Me cago en la tele que vende lo gitano y lo ordinario.
Mi imagen recorre calles que son como mi propia persona, llenas de suciedad y siempre abandonadas, por ende, me he encargado de darles color para alegrarme el camino donde quiera que valla.
El soñar con teselados no sé que signifique, tampoco se que es tener un oso que se transforma en carretera mientras duermes. Lo único que se es que hay tiempo de sobra para pensar y estudiar, para seguir comprando aerosoles y formar figuras en las murallas. Tengo un rodillo culeao que está con sarna, eso ahora no me importa.
Una película tiene un rol más importante que una persona física, de carne y hueso. Eso es real y penoso, creo.
¿Penoso?
¡Jamás!
¡Simios y televisores! atacad contra lo gitano, revive lo Gypsy, revive a los punks inmigrantes.
Mata a Perla y envuélvelos a todos en un sonido alegre y frenético de Gogol Bordello.
Tengo una pieza que tiene dos centímetros de polvo en el piso y cero novias en mi contar.
Chao, conchetumare.

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